‘Agua del tiempo’

 

Mucho antes de que la neurología actual lo confirmara, el poeta inglés William Wordsworth (1770-1850) intuyó que nuestras percepciones sensoriales no se registran pasivamente, sino que construimos la experiencia tal como la experimentamos [1]. Él, que solía escribir sus poemas en el jardín de Dove Cottage, definió la esencia de la poesía como una “emoción recordada en la tranquilidad” [2]. Su gran aportación a la estética moderna será la potenciación de la imaginación, aquella que surge cuando el ojo físico se desactiva y se contempla con “ese poder que nada le debe a la vista” [3]. Es entonces cuando el poeta es capaz de ver más allá de las apariencias y explorar sus mundos interiores.