‘Sala de espera’

 

Como todos sabemos, los cuadros no se pueden tocar. En teoría los cuadros existen para ser admirados sin intermediarios, sin interferencias. Los cuadros los puedes reproducir, los puedes hacer más pequeños o más grandes, puedes hacer postales o libretas, puedes utilizarlos para hacer catálogos razonados con reproducciones mínimas en blanco y negro, o puedes observarlos en la pantalla. Puedes fotografiarlos y compartirlos, pero tocarlos no. Nunca. Si los tocas es por accidente, ya que podrías modificarlos y de hecho, los cuadros quieren ser inmutables. Los cuadros son eternos. Y más los cuadros monocromos, como los de esta exposición, que dentro de la familia de los cuadros abstractos, son los serios, los elevados. No narrativos, fuera del espacio-tiempo, sintéticos, trascendencia pura.