‘Vessels’

 

En el estudio, y en una sala de almacenamiento, las esculturas se yerguen como un grupo de seres acurrucados, esperando. Cuando Eva Fàbregas abre la puerta y enciende la luz, las veo en el suelo y medio espero que me hablen. Sus formas biomórficas desprenden un fuerte tono sexual. Me provocan con su juego descarado de superficies engañosamente duras-pero-suaves, de extremidades puntiagudas y miembros redondos de brillantes colores, tan similares a las gónadas. Abruman con su potencial erótico, de fluidos y deseo. Parecen muy explícitas, por lo que inmediatamente sospecho de su manifiesta franqueza, de su total inteligibilidad. ¿Qué más se esconde en las divertidas y coloridas esculturas que la artista presenta en “Vessels”?