‘Un lugar que solo nosotros conocemos’

 

En todas las formas de vida disidente, el cuerpo siempre ha sido una herramienta de acción, un vehículo a través del cual reclamar un espacio o reclamar un derecho. Para todas estas identidades alternativas, el uso del cuerpo se convierte en una forma simbólica de existir en un mundo normativo. Los cuerpos tienen significados y su exposición conlleva consecuencias. Sin embargo, poner el cuerpo en peligro no siempre está vinculado a un riesgo y se puede realizar traspasando los límites de su placer y navegando a través de nuevas experiencias de deseo. El placer y el deseo son herramientas poderosas para la rebelión, y es en esta alegre rebelión donde las pinturas de João Gabriel nos invitan a ahondar.